26 marzo, 2023

Buenas noches mamá… INTERNET NUNCA DUERME

Por Sayra Arceda


Las modernas tecnologías de la comunicación han entrado a los hogares de Nicaragua SE QUIERA O NO SE QUIERA y sabemos que para nosotras las mujeres este es un asunto que tiene puntos favorables y puntos que pueden ser dañinos pero de los que poco o nada se habla. Las mujeres, por lo general estamos más alertas ante asuntos que pueden afectar la vida en la familia y por eso, estas notas seguramente llamarán tu atención.

Milagros de 5 años siempre que sube al auto pide a sus padres el celular para jugar, Jacobo de 11 apenas llega a su casa enciende automáticamente la televisión. Andrea de 15 que anda todo el tiempo con su celular enviando whatsApp o chats. Los buses llenos de jóvenes encorvados sobre sus celulares. A qué horas se acostó anoche la niña?, a que horas realmente se durmió?, con cuantas personas estaba “conversando”?

La tecnología en si no tiene por qué ser mal vista, el tema a reflexionar es cuánta supervisión se requiere y cuanta es demasiada?. Y quizá la primera pregunta es si alguien sabrá con certeza lo que ocurrirá en el cerebro de estas criaturas expuestas como nunca a un mundo de pantallas eternamente activas.

Puede ser una adicción como cualquier otra

Podemos decir, como en la mayoría de adicciones, que existen unos factores predisponentes o de vulnerabilidad que facilitan el que una persona se convierta en adicta o dependiente.

Los jóvenes que se encuentran en situación de riesgo o vulnerabilidad son aquellos que por lo general han crecido en un ambiente familiar donde existe dificultad en la comunicación, tienen baja autoestima y muchas veces son jóvenes con escasas habilidades sociales que tienden a huir de un mundo adulto que les resulta hostil, refugiándose en las nuevas tecnologías. Además, el hecho de encontrarse en un periodo crítico como lo es la adolescencia, caracterizado por cambios tanto físicos como emocionales, es un factor más de vulnerabilidad.

¿Cuándo se considera una adicción? La barrera de lo patológico se cruza cuando la persona va reduciendo sus campos de interés y sus obligaciones, de manera que la conducta adictiva termina por acaparar su vida.

Según la Asociación Americana de Psiquiatría, los niños pueden padecer síntomas similares a las adicciones tradicionales como con el alcohol o las drogas cuando usan en exceso las nuevas tecnologías. Estos son algunos indicadores:

  1. Cuando la actividad pasa a ser el centro prioritario para la persona.
  2. Si se confirma un aislamiento del resto de la familia y le cuesta respetar incluso los horarios de comida o sueño.
  3. Se vuelve huraño, discute por todo y no atiende a razones.
  4. Miente para justificar o tapar lo que hace pudiendo llegar incluso a tomar dinero o vender algo para seguir conectado.
  5. No reconoce que tenga un problema. No quiere hablar de ello.

Según los expertos, Internet al igual que las apuestas en juegos de azar refuerzan la gratificación inmediata. Al igual que en otro tipos de adicciones el uso de las tecnologías activa áreas del cerebro asociadas con el placer conocidas como “centros de recompensa” y la demanda del cerebro a esa sensación crece día con día.

Para ayudar a jóvenes o niños afectados debemos acompañarles en su organización personal, hacerles reflexionar sobre las necesidades reales y las que no lo son, fomentar la creatividad y ayudarles a aprender a valorar las cosas en su justa medida. (podés encontrar algunas recomendaciones prácticas entrando a nuestra página y también ver nuestra encuesta sobre horarios y reglas para el uso del celular en los hogares)

“No se trata de prohibir la exposición a los medios, se trata de enseñar a los hijos autocontrol, discernimiento y uso apropiado de lo que la tecnología nos provee”

Y ojo: no se trata de un problema de niñez o adolescencia. Las personas adultas también podemos vernos afectadas por el uso o abuso de nuestros equipos. Podemos hacer un pésimo papel si imponemos reglas que nosotras mismas no estamos dispuestas a seguir. El argumento de que “soy una persona adulta y por eso yo si puedo”… ya no vale en nuestros tiempos.

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